12.13.2010

LOS PECADOS DEL LIBERTADOR BOLIVAR


He de dedicar la disertación a la memoria del ilustre patricio; Luna Pizarro, congresista arequipeño y del General argentino; Bernardo Monteagudo, héroe de la Independencia del Perú; puesto que a través de las biografías de estos insignes hombres se revela el verdadero rostro, el lado humano de quien fuera el mitificado e inefable Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios.

La corriente bolivariana pretende erigir en Latinoamérica, un “solidó eje” que en el mediato futuro sea un contrafuerte de las potencias mundiales en el dialogo multipolar, para tal cometido, la mencionada ideología, a nuestro entender, estructura toda una filosofía sobre la base de valores atribuidos al Libertador Simón Bolívar; personaje que ha sido sobredimensionado, olvidando y/o silenciando las falencias del Distinguidísimo Caudillo; porque sus pecados son suficiente razón para poner en entre dicho las ideas que se motivan en su persona, y es menester en merito a nuestra historia, rememorar lo que fue, para con ello, encarar y derrumbar la corriente que se yergue en su memoria.

El Generalísimo Tribuno, nunca fue apasionado defensor de los indios, por el contrario les dedico adjetivos despectivos dignos de su elocuencia (indios truchimanes les decía…), los utilizó como carne de cañón en las batallas de Ayacucho y Junín, los arrebato de su terruño enviando a muchos a los frentes de guerra neogranadinos (Colombia), sin un mínimo respeto a su dignidad, con la sola motivación aprovechada de los andinos, al ser vistos como bestias de carga.

El Benemérito Estadista restituyo la esclavitud y los impuestos vejatorios que San Martín había eliminado en 1821; y en su afán de poder, encerró y/o ajusticio a los jefes de las montoneras, valerosos indoamericanos que contribuyeron desde el ande con el proyecto independentista. Ninavilca es una silenciosa crónica de aquellos anales.

¡Entonces, que espíritu demócrata encierra el Loable Libertador, cuando conspiro contra San Martín valiéndose del ego y mezquindad de algunos peruanos representados en Riva Agüero, quien igual suerte corrió cuando el General se coludió con el aristócrata y pusilánime Márquez de Torre Tagle¡

El Primer Dictador del Perú manipuló descaradamente al Congreso, la Junta de Gobierno y el Poder Judicial; persiguió, deportó, encerró y/o asesinó a la oposición. Luna Pizarro y el Almirante Guisse son una muestra; el primero deportado a Chile y el segundo fue hecho prisionero a pesar de haber defendido heroicamente nuestras costas. Don Simón manipuló a la prensa refiriendo para ello las publicaciones de artículos en Arequipa promocionando el separatismo o los panfletos de Lima que buscaban exaltar su desacreditada imagen (lo que les recordara a alguien contemporáneo seguramente)

El Presidente Vitalicio de la Gran Colombia dio cátedra, fue la escuela, el referente primigenio de las dictaduras en Suramérica; siendo el personaje militar que supone ser el predestinado a reorganizar y dirigir la suerte de las masas frágiles, ignorantes, e inútiles, a través de la imposición de un gobierno mesiánico, y a si restaurar la República del caos que le amenaza; su absurda constitución vitalicia es muestra de la egolatría del Venerado Patricio, quien corto el yugo español, para someternos al Imperio Paternalista de sus ideas.

El Padre de la Patria fue el Gran Mutilador del Reino del Perú, por lo cual está muy lejos de ser el “Magno Integrador” que los “bolivarianos” proclaman; puesto que, desde la independencia de la Capitanía General se trazó por meta la desmembración del Perú; a quien veía como el “heredero geopolítico” de la Potencia española.

La perdida irremediable de Guayaquil fue el preludio de un tortuoso derrotero; porque fue el Hidalgo Paladín, quien permitió y conspiró para que el Reino del Perú perdiera para siempre los territorios del Alto, con la anuencia de la servil oligarquía limeña y la oportuna connivencia del Mariscal Sucre con los oligarcas de la Audiencia de Charcas.

El Preclaro Patriarca pretendió regalar las costas que otrora fueron peruanas desde Arica hasta Tarapacá a la naciente república de Bolívar, pretendió adjudicar a la Gran Colombia, las provincias de Jaén y Maynas (Iquitos), y dividir al Perú en el estado del norte y del sur, siendo Arequipa capital del estado sureño; aspecto ultimo que seria retomado después por su pupilo Santa Cruz, en un arrebatado intento de recomponer los legítimos lazos geopolíticos que unen al Perú con el Alto (Bolivia).

El Conspicuo Caudillo es el sembrador de las semillas de la guerra que después germinarían por la Región: La proyección y caída de la Gran Colombia; las guerras peruano-colombiana, peruano-ecuatoriana; el frustrado y fugaz momento de la Confederación Peruano Boliviana, e incluso los conflictos chileno-boliviano-peruano y boliviano-paraguayo. Sus verdaderas pasiones nos arrastraron a una serie de consecuencias, cuyo costo habremos de pagar todas las generaciones.

Siendo una falacia asociar al Magnánimo General con la figura del “Integrador Regional”; puesto que, de ninguna manera fue el arquitecto del “panamericanismo”. El proyecto de la Gran Colombia supuso la imposición de un dominio extranjero, y para que el “Imperio Colombiano” prosperase, el Perú debía estar debilitado y desmembrado en beneficio de su Titánico Propósito; además fue él, un consumado amante del Imperio Británico, al punto que quiso entregarles Panamá, a sabiendas de su estratégica posición comercial, con el único animo de estar en buena consideración de su Majestad.

Cosa distinta fue el Congreso de Panamá cuyo promotor fue Bernardo Monteagudo en 1821, durante el protectorado de San Martín, puesto que en sus dimensiones y motivación, el referente moderno sería la Comunidad Económica Europea; el proyecto no progreso por el asesinato del General luego de su retorno al Perú, sospechosamente los culpables fueron protegidos por el Dictador Bolívar, y lamentablemente las pasiones personales de la oligarquía latinoamericana del siglo XIX obnubilaron para siempre las aspiraciones del Conclave del Istmo.

En consecuencia, por errados caminos algunos connacionales deambulan al abrazar con ferviente y ardorosa pasión el ideario bolivariano que no es remembranza, ni reflejo del lóbrego pasado que se cifra a la sombra del Sagaz Estratega. Lo curioso es que así como antes lo hiciera su mentor “Bolívar”, en la actualidad, Hugo Chávez ve con recelo el liderazgo del Perú, y es consciente, tal como su ídolo, que la prosperidad de su “propósito bolivariano” solo tendrá eco en un Perú debilitado y fragmentado; el dilema es, si será capaz de repetir los pecados de su maestro….

Fuentes:
Historia General de Arequipa: Eusebio Quiroz Paz Soldán
Simón Bolívar Libertador y Enemigo Nº 1 del Perú. Autor: Herbert Morote
Historia del Perú. Autor: Jorge Basadre

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