11.03.2010

EL REFLEJO DE LO UTOPICO

EL REFLEJO DE LO UTOPICO I
Cavilando sobre el ocaso de varios tiempos en que el Perú no estuvo a la altura de una visión trascendental de si mismo, momentos cuyo contexto lo amilanaron; rememorando los instantes en que fue humillado, descuartizado y vapuleado; incidiendo en los azarosos períodos que encaró debido al ego y los errores de los hombres de poder, así como aquellos momentos en que el consciente colectivo se distrajo por reyertas internas; lapsos que en suma ensombrecieron el innato fulgor del Perú. Ahora parece que alza la cabeza y mira de nuevo al ciclo de la historia con un rostro distinto, resuelto a enrumbarse por el camino que ha construido sobre su propia marcha.
Definitivamente octubre es el mes de los milagros para el Perú, varios sucesos de nuestra política internacional llenan de expectativas lo que deviene en el siglo XXI, entre estos sucesos, tres se constituyen en “hitos paradójicos”, referidos al reciente relanzamiento del proyecto de Bolivia Mar, la alianza estratégica con Ecuador a través del proyecto Puyango Tumbes y el avance de los proyectos interoceánicos con Brasil.
¿Y por qué se intitulan “hitos paradójicos”?, pues la respuesta se cifra en la reflexión sobre lo que es el Perú y lo que debió ser, en el contexto del reflejo utópico; si bien es cierto que la sentencia de algunos es evitar filosofar en el hubiera, mas en ésta ocasión lo invito a proyectar al Perú en lo hipotético, buscando dilucidar sobre las líneas de tiempos pasados que hubiera sido de él, si sus proyecciones no se hubiera cortado.
Esto es un hito paradójico, un hecho concreto que encara al Perú con lo que debió ser o hacer para determinarse en una línea de tiempo que siendo diferente contrae aquel suceso como la punta de un “iceberg” de una dimensión paralela.
Guerra de Puertos: El capitulo de Bolivia Mar
Desde 1992 no existió una dinámica proverbial del proyecto BOLIVIA MAR; por lo que Arica sigue siendo el puerto de preferencia para sus exportaciones y eventualmente Matarani maneja un reducido porcentaje de su comercio marítimo. En las crónicas yace el hecho que el Puerto de Islay manejó el comercio marítimo boliviano, y que su mala administración además del centralismo incidieron en la herrumbra de aquella alternativa de integración.
Entonces la cuestión es: ¿Por qué el Perú ha descuidado por mas de 100 años esta visión estratégica de sumar a Bolivia en un proyecto continental so pretexto de ofrecerle una salida marítima; si los dos fueron golpeados por un enemigo común, por qué su unión no prevaleció por sobre las tormentas; por qué el proyecto PAN ANDINO (Pacto Andino - CAN) no pudo soldar las frustradas aspiraciones del Mariscal Sucre en el proyecto Confederacionista.? ¿Por qué la escisión del Alto ha pesado al grado de no considerar en mejor grado los beneficios de una unión estratégica?
La respuesta no es simple, pero atribuirlo a la complejidad del territorio y la falta de comunicación seria una falacia, contando que existe una visión pan-andina en los pueblos del altiplano, lo cierto es que no existió una visión geoestratégica de las clases políticas de ambos países, ellos no supieron dar una respuesta univoca al destino de la Integración Peruano Boliviana.
El centralismo también ha aportado con su cuota de escisión, al restarle fuerza al protagonismo a las regiones sureñas. Arequipa, Cusco y Puno estaban llamadas a ejercer una natural influencia sobre la Paz, Cochabamba, Oruro, Arica e Iquique, pero esto hubiera sido posible con mayor autonomía regional. Los cortes territoriales de Arequipa en los siglos XIX y XX suponen también una atomización de la geoinfluencia que pudimos tener.
Sabemos que la cornucopia del pavoneado relanzamiento de Bolivia Mar se cifra en el interés de vincularse a la exportación de las riquezas bolivianas entre las que destacan las reservas de Litio y Gas; además de la presión mediática a Chile por el diferendo limítrofe marítimo.
Queremos ser el socio estratégico; para ello, los zorros de la política sacaran a relucir todo el activo que tenemos en común. Sin duda la diplomacia peruana se consagra con un juego audaz pero la resolución es proyectada más de 100 años tarde, y no deja de ser oportunista; por qué la oferta no fue planteada ante la inminente perdida de Arica y como estratagema en las vísperas de la firma del tratado chileno boliviano que supuso la sentencia final de mediterraneidad.
Lima sigue viendo a las provincias como la chacra del fondo, a pesar de su conglomeración provinciana, la muestra es que Ilo es ofrecido sin agregado alguno (como Matarani a los Brasileros), sin reparar en el hecho que la razón del no progreso de la propuesta de 1992 se evidencia en que no se ha dotado al Puerto de una logística adecuada, tampoco se considera la complementariedad del Puerto de Matarani que a la fecha si está vinculado a su flujo comercial.
La capital persiste en la fijación por el Callao como el Megapuerto del Pacifico, y en su egoísta empresa, desoye el clamor de la posteridad que encara a todo el Litoral Peruano para un protagonismo vanguardista de cara al Mercado del Pacifico.
¿Cómo ofrecer una dinámica de puerto y red vial de primer orden a Bolivia para convencerla de derivar su comercio por la macro región sur, si los “latifundios” al sur de Lima languidecen en una geodimensión miope y cuadriculada?, ¿qué fue del tren que vincule Puno con La Paz, y la repotenciación del complejo ferroviario para reconectar el altiplano con los puertos sur peruanos (hay antecedentes de ello)?
Siendo que los ojos del sur están cercenados (la geodimensión miope), aun no se ha reparado en la importancia de supeditar a Bolivia a un interés Subcontinental. Sí los puentes entre el sur y Bolivia siempre hubieran estado tendidos, no sería Arica ciertamente el que se jacte de tener el sartén por el mango (su oferta portuaria), una vez mas la suma de los hechos nos condujeron al debate entre la promesa de futuro vs la incertidumbre de la improvisación...