2.09.2011

CRONICA: LA REVOLUCION EGIPCIA y LA CAIDA DEL FARAON / ¿Dónde está el Prólogo de América Latina? /

CRONICA: LA REVOLUCION EGIPCIA y LA CAIDA DEL FARAON
¿Dónde está el Prólogo de América Latina?
El pueblo egipcio se revela contra la opresión del Tirano Mubarak, luego de 30 años de su imperfecto imperio, y en medio de la algazara salta el hecho que la comunidad internacional, muy en especial EEUU e Israel no solo veían con buenos ojos la impúdica y maledicente dictadura sino que la apañaban complementándola con recursos en tanto aquel (El faraón ptolemaico) cumpla con mantener el “statu quo”.
Queda claro que uno de los principales intereses por sostener a este entuerto fue la firma del tratado de paz 1979 que reconoce fronteras a Israel y posteriormente favorecer a la Nación Judía con el gas de Egipto (existen las denuncias de la venta secreta de gas). Esto debería llenar de vergüenza a la comunidad internacional y en especial a quienes se dicen defensores de la Democracia, de los derechos humanos y de la Libertad; nos queda claro que aquello poco importo en el afán de afianzar al “Imperio” y favorecer los intereses de sus aliados (ISRAEL y la OTAN) a costa de la opresión. Resuena aquí la famosa sentencia maquiavélica “el fin justifica los medios”
Nuevamente, ellos (los americanos) cometieron el pecado que le valió a Pinochet ser el genio del proyecto y milagro Chileno, esto es apoyar un régimen y hacerse de la vista gorda en aras de sus intereses. Y no es por cierto otro incidente aislado, el pecado de faltar a su vocación democrática se halla a lo largo de su historia en su afán por reforzar su Titánico propósito.

La Unión Europea en el dialogo de un mundo multipolar debería en teoría ser la contracara en esta novela política, muy por el contrario, asume una actitud un tanto esquiva, soterrada y hasta contradictoria en si misma, debido claro esta a los tirios y troyanos que lleva en su foro. Quedando nuevamente en entre dicho su liderazgo y el afianzamiento de la teoría atlantista (Europa sin la influencia de Washington)
América Latina como siempre pierde el norte de su rol geopolítico, y se deja seducir entre los interlocutores multipolares que están acostumbrados a tenerle por testigo o agente pasivo de los hechos. Sin embargo, debería ser la primera que a una sola vos condene el descaro, la corruptela y la insania de esta novela política que aunque alejada de sus fronteras debe rememorar en nuestro consciente colectivo las amargas horas de dictaduras pasadas que adscritas a tal o cual sistema (capitalismo o socialismo) pretendieron doblegar el espíritu de su pueblo y justificar sus pasiones y excesos en la supuesta ineptitud de la nación para guiarse a si misma hacia un destino superior, en una suerte de paternalismo castrante.

Nuestra historia salpicada de desdichadas y épicas anécdotas en la dialéctica del poder y las reivindicaciones de la Democracia, es pues la carta que nos legitima para pronunciarnos y condenar resueltamente los vergonzosos y dramáticos sucesos de la novela que ha motivado el último de los faraones modernos de Egipto