AGÓNICAS TAUTOLOGIAS
§ El
Triángulo de la Discordia
§ El
fallo de la Haya, la definitiva delimitación marítima
§ Deconstrucciones
del lindero empírico
o Responsabilidades del Partido
Militar
§ Críticas
a la perspectiva nacionalista chilena -
§ Talasocracia
- Guerra de Puertos en el Siglo XXI
o
Arequipa y el sur peruano el
impacto del fallo.
Ciertamente el
27 de enero de 2014 registra una cúspide histórica; en palabras rescatadas del
discurso de Ollanta, ha sido el triunfo de la paz puesto que dos Estados han
disuelto una diferencia en el marco del Derecho Internacional, y ambas naciones
tienen certeza de su real enclaustre.
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La pregunta que queda
en el aire y se desprende del tenor del fallo es: ¿Por qué el equipo peruano no
impugnó la validez de los instrumentos pesqueros D52 y el CZEFM 54?, ¿fue un
error técnico o una fórmula de omisión deliberaba a fin de no entrar en la
parte sustantiva de estos instrumentos…?
En ese sentido, no fueron desatinados, ni anti-peruanos algunos extremos de la carta abierta dirigida a la Cancillería del Perú por parte de Álvaro Vargas Llosa en el año 2012, porque los extremos expuesto en párrafo anterior reflejan los temores o vaticinios de su carta en lo concerniente a refrendar al Hito 1 como inicio de la frontera, mantener el paralelo -hasta las 80 millas- y el statu quo del Mar Territorial Chileno[1]
Lamentable es
para el Perú, el hecho que la CIJ al
delimitar la frontera marítima sobre el lindero empírico nacido del Convenio
54, refrenda la condena de la Región de Tacna a 0 millas en el extremo
último de sus costas; mas el error, valgan verdades anida en la gestión del
Dictador Odria que no tomo reservas, ni comprendió la real dimensión geográfica
de la zona sur del Perú, y asumió al paralelo como una división práctica cual
si el mar fuese una parcela, fatalidad que es refrendada cuando en la gestión
del Dictador Velasco se proceden a los trabajos de la comisión mixta para
definir el lugar de la edificación de los faros en las cercanías al Hito N° 1.
El Dictador Velasco estaría en mayor falta, porque entre sus consignas de
reivindicación nacionalista buscaba recobrar Arica, más fue irónicamente en su
“patriótica gestión” que se materializo el paralelo, lo que cerceno el mar de
Grau y enclaustro a Tacna; téngase presente que es la Marina de Guerra quien
ilustra a la Cancillería sobre las cuestiones técnicas de la demarcación.
Y en relación al
Dictador Velasco, saltan algunas preguntas: ¿Definieron las previsiones para el
resguardo de los derechos del Sur Peruano, y cuál fue la reserva que se tomó al
trazar el lindero desde el Hito 1 y no desde el Punto de frontera 266
(Concordia)?, pueda ser que asumamos por cierta la buena fe del Perú al aceptar
el trazado del lindero con fines pesqueros en el marco del Acuerdo del 54 en un
punto distinto a la real orilla del mar; empero ciertos silencios inoportunos
del “partido militar” permitieron que arraigue con mayor fuerza la lógica de
una misma identidad entre el Hito n° 1 y el Punto Concordia; aspecto que
reitera la ironía en el “nacionalismo” del Gobierno Revolucionario de las
Fuerzas Armadas.
Y como puede
deducir, en estas cavilaciones busco culpables, los actores que en “buena fe”
construyeron y legaron para la posteridad del Perú Republicano aquel “lindero
empírico” que hoy se consolida irremediablemente en la base de la frontera
marítima definitiva en virtud de la inapelable
e ilustrada decisión de la CIJ, y no cabe duda al afirmar que es el
viejo partido de las FF.AA. quien carga con la responsabilidad y la
problemática que deriva de aquel, téngase en cuenta que fueron las dictaduras
las que gobernaron el Perú en la mayor parte del siglo XX, esto en particular
va en correlato a las consideraciones expuestas sobre Odria y Velasco.
En igual tenor
es necesario repasar en correlato a la lectura del fallo, las reflexiones de la
histórica presencia y la dinámica de Arica sobre los mares en los que ejerce
real actividad en contraste con la ausencia
y/o reducida dinámica por parte del Sur Peruano, situación que en parte
alimenta la decisión de la Corte al reconocer el mar territorial y la zona contigua
hasta las 80 millas. Esto es una arista vergonzosa para la administración del
Gobierno Central que siempre ha carecido de la real compresión sobre la
identidad del Perú como una nación ribereña y persiste en la miopía de ver al
Pacifico a través de su “único y
emblemático Puerto del Callao”, observemos entonces que de nada le ha
valido al Perú su argumentación jurídica despojada de una realidad concreta
donde se refleje, esto es una presencia dinámica en los mares del sur.
Es reiterativo
el equivocado pensamiento en ambas naciones que el fallo fue “en equidad”, pero
no es así, el fallo fue en Derecho incluidos los votos adversos contra el
criterio básico de la sentencia, solo basta repasar la lectura del Dictamen
Final por parte del Presidente de la Corte y luego analizar el voluminoso
documento, esto de por sí, ya es una muestra inequívoca que en el fallo no ha
reinado un criterio salomónico sino de razonabilidad, “la guagua no está muerta”.
Hablar de la equidistancia no debiera llevar al consuelo de una “lógica equitativa”,
ni confundirse en una misma idea
(equidad ≠ equidistancia); el concepto de equidad
es en extremo “relativizado en lo subjetivo” por parte de quienes pretenden
ensombrecer el tenor del veredicto, más aun cuando los Estados expresaron a
inicios del proceso que no se adscribían a una solución salomónica sino al
“fallo en Derecho”
Chile se mintió
así mismo afirmando que el diferendo peruano era gaseoso y artificioso, y
encara el fallo con una resistencia disimulada, busca maquillar las implicancias
del fallo en contraste con su lógica elemental sobre la intangibilidad del D52
y el C54, incluso algunos ningunean la titularidad del triángulo externo; el
fallo en un primer análisis parece reforzar la letanía legalista del país del
sur, sin embargo, Chile no termina de
entender que al no ser la Declaración del Santiago un Tratado de Limite
Marítimos, el segundo instrumento (Convenio 54) solo materializa un lindero
precario. La soberbia y los recelos hacia el Perú, le conducen a
condicionar el cumplimiento del fallo con exigencias como la suscripción de
CONVEMAR, una declaración expresa de no tener más pendientes y la adecuación de
la constitución del 93 con miras a resguardar sus derechos en la zona económica
exclusiva que ahora corresponde a Perú. El innato desdén chileno alimenta una
retorcida razón que reinterpreta el fallo para irrogarse la titularidad sobre
el triángulo terrestre y plantean exigencias como el derecho de pesca a lo
largo del paralelo en 200 millas por la plena vigencia del C54 (Expuesto por el
congresista Tarud),
Entonces su
letanía legalista debe ser encarada con algunas afirmaciones contundentes, se
observa del fallo en especial de los votos disonantes con ratificar aquel
lindero precario y la idea del acuerdo tácito entre las partes, que la frontera marítima solo se consolida
con el dictamen de la CIJ y no antes,
esto implica que el lindero pudo haber sido de 12 millas y no de 80 millas,
siendo la dinámica de Arica lo que ayuda a una proyección mayor del paralelo con
el consecuente resguardo de las riquezas pesqueras y en ausencia de una
presencia marítima del otro lado de la frontera con igual vigor. El hecho que
el fallo refrende el “lindero empírico” no resta a la verdad que es una división
injusta y desigual, muestra de un equivocado concepto feudal y de un egoísmo que
embarga los insuflados nacionalismos de ambos países. La CIJ ha dicho que el trazo del lindero es "atípico"
Chile asegura
que el triángulo terrestre se diluye en su territorio desde 1930, cuando se edificó
el Hito 1 sumado al hecho que desde ahí parte el inicio de la frontera marítima
(el paralelo). El triángulo terrestre se convierte en el triángulo de la
discordia, pero no debería causar mayor problemática debido a su corta
extensión; el ego herido en ambos Estados los conducirá a un debate que tarde o
temprano distraerá fuerzas de aquello a lo que estamos llamados a prestar
verdadera atención, y esto no es materializar la definitiva frontera entre
las naciones sino la integración
Por tanto el
fallo no está sujeto a condicionamientos, y el triángulo terrestre le
corresponde al Perú, no se incorpora a territorio chileno en mérito al Tratado
de 1929 y lo establecido por la Corte en el punto 174 del fallo que habla sobre
el Hito n° 1 con la baja marea y la no coincidencia del final de la frontera
terrestre con la frontera marítima, y en última tautología el triángulo externo
es peruano y no ha sido rechazado por la CIJ sino que se diluye al aceptar la
tesis peruana sobre la proyección de sus costas.
Es importante
visualizar el área de mar incorporado al Perú, preciso indicar que no es bueno
hablar de mar recuperado, puesto que esto va en consonancia con una tesis que
aunque principista o chauvinista reclama la soberanía del Perú en una extensión
de mar que va más allá de la línea equidistante propuesta en la demanda, y
pretende rescatar y reivindicar a Tacna de su enclaustramiento en 0 millas; lo
cierto es que mucho antes de la perdida de Arica, desde que comenzó la fijación
por el Puerto del Callao como única puerta de acceso al Perú, hemos perdido de
facto el derecho a hablar de supuestas reivindicaciones soberanas que en la
práctica jamás se ejercieron, no olvidemos que Arica fue la ciudad que
vinculaba a Tacna y a Bolivia con el mar, y su lamentable confiscación
determino también este resultado. El
imperdonable abandono de las riberas por parte del Estado Peruano es el pecado
que no hace propicia la tesis reivindicativa sumado a las cavilaciones
expuestas sobre los errores del “partido militar”. Urge exorcizarnos del
resentimiento e invertir nuestros esfuerzos en el desarrollo nacional, conjurados
todos en comprender y materializar todas las potencialidades del territorio.
Las reflexiones
del pasado nos conducen a reafirmar que el sur peruano encara un reto
histórico, debe existir a partir de la fecha un antes y un después de la
dinámica que ejerce su ribera con el “Mar de Grau”, El par portuario
Matarani-Ilo cuenta ahora con un teatro operativo de 200 millas, esto implica
que la fortaleza de lo recuperado radica no solo en la riqueza pesquera sino en
la potencialidad portuaria. Existe el
interés por sacar beneficios de puntos en la costa con una gran profundidad lo
que favorece el calado de barcos de gran tamaño sin necesidad de un costoso
dragado (la calera de Islay en las cercanías a Matarani), no olvidar también la propuesta y el interés de China de hacer un
puerto en Arequipa (Punta Corío) y/o Moquegua (Ilo) además de un tren que
vincule nuestra costa con Bolivia, Argentina y Brasil en la pretensiosa ruta de
la soja hacia el Pacifico.
Si hubiere
voluntad política por una efectiva presencia portuaria y pesquera en la zona sur del Perú,
esto pasa por exorcizar al Gobierno Central de su platónica y egoísta relación
con el Callao; para comprender esta crítica repasemos en la anécdota del desdén
del par portuario Ilo Matarani por parte de Brasil en el marco del proyecto de la
interoceánica-sur por ser insuficiente el nivel de logística para el nivel de
negocios que pretenden.
El interés geopolítico de China de construir un puerto en la zona sur también explica la potencialidad de la que gozamos que se ve grandemente favorecida por el interés Boliviano de mudar sus exportaciones del litoral chileno al nuestro, un chantaje con miras forzar su salida al mar con soberanía. Empero la frustración de no realizar su anhelada reivindicación pudiera divorciarlos aún más de Chile y el sur peruano por defecto es la puerta de consuelo.
El interés geopolítico de China de construir un puerto en la zona sur también explica la potencialidad de la que gozamos que se ve grandemente favorecida por el interés Boliviano de mudar sus exportaciones del litoral chileno al nuestro, un chantaje con miras forzar su salida al mar con soberanía. Empero la frustración de no realizar su anhelada reivindicación pudiera divorciarlos aún más de Chile y el sur peruano por defecto es la puerta de consuelo.
Ergo la real
definición de la frontera marítima es uno de los capítulos que se escribe en el
Siglo XXI sobre la Guerra de Puertos. La región de Arequipa está tardando en
comprender el impacto del fallo en su esfera de influencia, tarda en
articularse a esa dinámica y no toma nota de las lecciones pasadas. Arequipa
vive de espaldas a su realidad rivereña, la más extensa del territorio nacional
pero poco aprovechada.
[1] Según la CONVEMAR, el mar territorial es de 12
millas y luego continua el mar presencial, zona contigua y zona económica
exclusiva.
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